lunes, 8 de noviembre de 2010

Fundada la Iglesia del Techno


El Centro Europeo de Alertas Postmodernas, observatorio situado en Stavanger, Noruega, advertía un mes atrás del súbito crecimiento de lo que entonces se denominó la “fe del techno”, como un aparente peligro del que todo gobernante debía estar al corriente. Al parecer, los adeptos a este tipo de música son ya numerosísimos entre los grupos de edad de entre los 16 y los 65 años y las conversiones se suceden por doquier. Lo singular de la situación, sin embargo, es que la adoración a esta deidad musical, antes parcelada a las horas nocturnas de sábados, viernes, jueves y miércoles, empieza ahora a impregnar todos los aspectos de la vida de sus devotos, con lo cual se empieza a vislumbrar que podríamos estar asistiendo al alumbramiento de una nueva y radical interpretación del mundo circundante, así como un nuevo modo de vida que, tal vez, en el futuro sea el más extendido en el mundo.
En España, país siempre pionero en la experimentación con todo tipo de fanatismos, fue fundada recientemente la primera institución de culto a esta nueva fe, el “Templo de los acólitos de Santa Romualda del Bafle”, también conocida como la “Iglesia del techno”. Situada en una céntrica calle de Valencia, en ella se recogen las peregrinaciones de todos aquellos que en el estado español han sentido la penetración de este sentimiento religioso o, como ellos mismos lo denominan, en claro paralelismo con un vocabulario evangelista, han sido “ensordecidos”.
En colaboración con el CEAP, la BBC lanzó recientemente un documental en que se proponía indagar en las raíces religiosas de este movimiento. Esto resulta ser un punto importante, puesto que el propio documental destaca que la “Iglesia del techno”, es tan solo la punta de un iceberg profundo y voluminoso, que comprende, precisamente, “un modo de vida anternativo, otra dimensión”, como declaraba la beata Maria del Sacro Subidón. Viéndolo de esta forma, la irrupción de la “fe del techno” en el mercado de ideas religiosas solo puede entenderse como una confluencia de practicas sociales, asentadas desde tiempos inmemoriales (veinte años por lo menos) que llegan a tener una presencia y una entidad suficiente como para acabar definiendo un colectivo, distinguido del resto de la sociedad.
Por ello, desde el documental se insiste en que conviene no estigmatizar a estos nuevos fieles y ser más tolerantes con su particular enfoque de la “existencia”, aduciendo que lo de “arrejuntar un puñado de cuentos de vieja, darles unas pinceladas de metafísica continuidad entre si y producir, con ello, un best-seller es un mecanismo legítimo del que se han servido todas las religiones que han acabado en el top10 del éxito”. Sin embargo, este canto a la apertura del material producido en unos estudios de Manchester puede resultar sospechoso, si tenemos en consideración que los arrabales de esta ciudad son considerados un lugar santo en los sacramentos techno.
Pero, dejando de lado los más que probables dejes de tendenciosidad ideológica, lo cierto es que el documental ofrece un repaso bastante exhaustivo y refinado de las creencias que sirven de base al mencionado movimiento. Para empezar, se cuenta que no hay la intención de generar una ruptura severa con el cristianismo, que es la mayor fuente de inspiración para esta nueva fe. Al mismo tiempo, como se advierte desde la propia IT, el acatar la mayor parte de las ideas cristianas “no quita que haya una parte de la realidad de los espíritus jóvenes que en ellas no se reflejan..., algo que tiene que ver con las ondas de los bajos rebotando dentro de la cavidad craneal”, por citar las palabras del Gran Diácono de la orden monseñor Manu Ojeras.
Es debido a este tipo de carencias que al credo cristiano se le anexionan algunas imágenes claramente paganas y otras animistas. Por ello, a pesar de que las cuadraturas de símbolos resulten un tanto incoherentes y se genere una especie de pastiche bastante contradictorio y difícil de tragar, los fieles afirman que, en realidad, la falta de coherencia narrativa nunca fue un problema antes en sus vidas. En un mayor detalle, proseguía el Gran Diácono, lo que se afirma es que “si se acepta lo de los panes y los peces o la transmigración de las almas porque no se va a poder rendir culto a una ancestral bola de discoteca o bien pensar el Santo Grial como un fantástico y ornamentado vaso de cubata..., neng”.
Pero no todas las referencias inspiradoras de esta religión son invenciones, leyendas transmitidas a la luz de fogatas matutinas en parques públicos y textos apócrifos. Se sabe que hace dos meses un fiel del techno consiguió infiltrarse en los archivos vaticanos, disfrazado de casulla, para acabar rescatando del olvido las escrituras que, a la postre, serian identificadas como el Libro Santo: el “Codex Fiestarracum et Ravearum”. En sus pasajes, que según algunos fueron censurados por el papa Urbano II, se cuentan varias de las etapas, omitidas por la Biblia, de la vida de Jesús, a la vez que se corrigen otras muchas. Así, se recupera la figura del Chele, el “hermano de sello” de Jesús, considerado ahora el primer profeta del techno. Como se postula en el “Códice”, el Chele representaba la parte enrollada y fiestera de Dios. Fue él quien enseño a Jesús sus primeros bailes electrónicos, a llevar sudarios con grandes solapas y un buen taller donde comprar una cuadriga de segunda mano con unos buenos bajos.
De forma análoga, los doce apóstoles habituales son substituidos en el “Códice” por otros más “a la última”: el Ándres, el Rúben, Siro, Miki, Cal.los, Yvan, Luiso Caradetruño, Palo, Javi, Tulo y el Yoyas (con el que se busca un paralelismo con alguno de los Judas). Puesto que estos nuevos apóstoles, además, representan una cualidades bien distintas de las de los acostumbrados, la versión techno de “La última cena”, que se lleva a cabo en el contexto de un restaurante chino, ha sido declarada no apta para mojigatos.
Huelga decir que todos estos cambios no son vistos precisamente con agrado por parte del “establishment” eclesial, desde donde ya se han alzado algunas voces llenas de ira. Ayer mismo el párroco de El Bierzo (que además también ejerce de reportero del corazón y de alcalde), transmitía una “carta abierta” al presidente del gobierno español haciendo constar su profundo malestar. A continuación se reproducen algunos fragmentos de la misiva:
Algunos dirán que la irrefrenable progresía de este país ha ido demasiado lejos con sus prerrogativas de tolerancia social. Sin embargo, otros estamos firmemente convencidos de que, más allá, lo que se ha conseguido ha sido que Dios nos haya abandonado a todos, como colectivo nacional, y permita que nos veamos envueltos en un tumulto de herejía que, sin duda, llevará a la subversión de la fe vertebradora de este estado, a su desmembramiento y machacación hasta que se vea convertido en un montón de arena yerma que será invadida por moros, vikingos, mongoles, ostrogodos y argentinos, los cuales danzaran sobre nuestras tumbas”. [...]
“No hay que llevar sotanas o haber invertido unos buenos años en un seminario para darse cuenta de la entidad de la amenaza. Tan solo hay que dar una somera mirada a la clase de rituales de que se pertrechan estos descarriados. Para empezar, la misa se lleva a cabo el domingo por la noche, acudiendo todos con evidentes rasgos de deterioro físico y espiritual avanzado. Sus simbologías son malsanas, no menos que la indumentaria con que se acude a los oficios, donde la sobriedad y el decoro brillan por su ausencia. Pero, ¿qué cabe esperar cuando el propio sacerdote recita sus particulares sermones sacrílegos llevando gafas de sol, enseñando parte de sus posaderas cuando se inclina ante el altar y haciendo un alto cada diez minutos para vomitar en la pila baptismal? Pero aún este tipo de desfachateces consiguen verse palidecidas cuando se las compara al uso que se da al cuerpo de cristo, con ostias no homologadas sospechosamente pequeñas y compactas y un vino cazallero de cartón que suele dejar un implacable regusto a cocacola”. [...]
“Ante todo cabe reivindicar encarecidamente que la función de entumecer el cerebro, activar la economía e inhibir la confianza en la agencia democrática es y será siempre una prerrogativa propia de la Iglesia Católica en este país”.
Con todo, a pesar de haber cosechado un gran número de detractores en muy poco tiempo, se puede decir que los fieles del techno no forman precisamente un círculo reducido. Entre los que más apasionadamente defienden esta nueva fe está cundiendo el argumento de que los sacramentos de la IT consiguen “refundar la modernidad en algo nuevo y flipante que elimina de un plumazo lo más engorroso de este movimiento intelectual”. Son ya muchos los que acuden emocionados a los mítines del “Partido del anti no-techno” e incluso algunos congregados, seguramente llevados por algún proceso de trance extasioso, coreaban hace unos días que “la libertad es no pensar, es alucinaaar”.
Pero, escandaloso auge incluido, no todo es un lecho de rosas para la fe del techno. A pesar de su corta existencia esta ya ha sufrido numerosas escisiones que han llevado a una prolífica fragmentación en subgrupos. Hasta ahora se cuenta la de los seguidores del “house techno”, del “progressive”, “electro techno”, “shock techno”, “techno techno”, “techno auténtico”, “techno del piso de arriba” y “new wave folk pop techno”. Estos últimos, por cierto, han sido designados como “satánicos” por la IT y posteriormente excomulgados. 


                                                                                                                         CGM.

  

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